Detrás de escena (14): el Esclavo de lo que cuenta...

Neto es el Amo de este sitio y yo el esclavo. Dicen que "uno es amo de lo que calla y esclavo de lo que cuenta"...bueno, tal vez por eso -por mi condición- les contaré algunas cosas de lo que no se ve en "Olvidados...".
Esclavo al fin de mis palabras, acá vamos:

1) Cuando recibo los textos de las historietas que me manda Ernesto, vuelvo a la felicidad del niño al que le compraban una revista nueva de historietas. Y tenía tiempo para leerla tirado en el piso y con algo fresco para beber.
2) Hace mucho calor,este enero de 2011 no permite muchas cosas relacionadas con el movimiento y pensar es energía multiplicada con un fin. Bueno, eso creo...
3) Pensar.Cuando hace nucho calor no puedo pensar con comodidad. Podés conseguir aire acondicionado pero en algún momento saldrás a la calle. Y ahí el espeso calor te abrigará como una interminable bufanda...
4) Me molesta el exceso de calor en la calle, en todas partes por las que vaya.Y mientras en el Norte del planeta las nevadas se multiplican y complican la vida civilizada (y luego también las aguas de las nieves al derretirse multiplicarán las inundaciones), en el Sur padecemos un verano tórrido y fenomenalmente agobiante, como hace mucho no se veía.
5) Bah, nunca lo vimos así. Porque calor ha hecho, pero por tantos días seguidos...
6) Neto ya tiene encarpetadas y para subir al blog varios cuentos e historietas.
7) Me gusta el cuento infantil del hombrecito que se subía al techo para ver mejor las estrellas. Pero aún no lo termino de dibujar,me lleva tiempo.Y hace calor. La idea es poder mostrarles este cuento en el año en curso.
8) De la historietas que ya tiene terminadas Ernesto, suelto algo: "El Crack" tiene la impronta de aquellos fontanarrosa donde el deporte y lo insólito asaltaban de pronto a nuestra dormida imaginación. Les va a gustar, y no es muy larga.
9) "La Oferta" es un unitario a color con collages fotográficos. Durísima historia de ficción que parece muy real. La recomiendo sólo a mentes abiertas.
10) "Inocentes" la estoy dibujando y ya casi la termino. Tal vez me tardo para que no acabe, porque me gusta mucho hacerla, ir haciéndola, dibujándola en lápices negros, buscando la mayor fidelidad, no diría "hiper-realismo" pero si fidelidad con las cosas: personas,objetos, bebés...
11) Pero de todas, es "La Niña Bontemps" mi preferida. Pensar que con ella estuvimos preseleccionados en el concurso de la revista Fierro pero no pasó de ahí, no ganó. Sin embargo, es muy buena. El guión, una pieza dura del mejor policial negro que uno ha leído. A veces pienso (cuando el calor disminuye,claro) ¿cómo hace Ernesto para escribir tantas y tan buenas historias? ¿Ha pactado tal vez con el alma eterna del Escritor Olvidado? ¿Acaso su pluma se deja llevar en una suerte de "escritura automática" por la verba encendida de aquellos míticos escribas de la antiguedad? ¿Es Neto una persona real?¿Puede caber en tan delgado argentino tantas historias originales, bien narradas y fuertes?
En fin, que La Niña Bontemps es tremenda.
Es original. Su desarrollo va y viene entre evocaciones y realidades. Un detective atribulado que... mejor no sigo. Que sea Ernesto quien- si desea- les cuente algo más.
Por eso me esmeré.Para no desmerecer tamaño guión. Para dibujarla metí lo mas visceral de mi persona. Y saqué estos dibujos que ya venía ensayando en estilo, en la "Infamia del Bosque"... ¿Los recuerdan? Fondos verdes, formas apenas delineadas en marcadores violeta, azules o -en menor medida-negros. Toque de blanco, en corrector, duro, tosco y a la vez sutil. Muy sutil. Formas que te llevan a los años cincuenta, tal vez a fines de los cuarenta. ¿Cuándo transcurre? La onda retro así planteada nos obliga a leer con incomodidad: el fondo de un verde parejo sin matices no es lo mejor, no es el blanco puro...pero tampoco es blanca pura la historia que Ernesto se trajo entre manos.
"La Niña Bontemps" trata de un crimen no resuelto. Al menos, en favor de la justicia.
Espero que les guste, la puedan seguir y algun editor se enamore de "La Niña..." como nosotros de ella.
Felipe R. Ávila